martes, marzo 21, 2006

Un poema: Noche, mar, eternidad

No, mis cero lectores, no he abandonado el blog. Como se pueden imaginar, he estado sumamente ocupado en labores nada despreciables, que se reducen a ganarse el pan. Como no he podido avanzar en las reflexiones ofrecidas previamente, les ofrezco una disculpa, y en lugar de ellas, les dejo un poema que acabo de concluir, y que desde hace varios días pugnaba por salir, en espera de sus comentarios.

Noche, mar, eternidad

Tú no vas a cambiar el mundo,
no vas más que un sentido a darle,
oficiando tal vez en vano tu palabra
sabiendo que en el templo está la clave
y el tiempo en que la sangre se unifica.

Tú no ves más que un río fluir,
un ir de aguas que nadie más ve,
todo un orbe que lentamente va
hacia el decantamiento en soledad,
un todo que en silencio vas nombrando.

Al templo tú te debes, y al templo tú te das,
y habrás de ir como presencia inmaterial
a dar lo que te corresponde dar:
noche, mar, eternidad...

Hay quienes no ven o escuchan ese río,
a ti te toca en él hundir lo que eres,
de un tajo abrir la tierra y entregar
lo que de ti quedando va,
lo que de ti quedado ha...

21.marzo.2006

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