martes, abril 11, 2006

El "prestigio literario" como pretexto

He tenido un poco abandonado el blog estos días, pero no crean, mis queridos cero lectores, que ha sido por huevonería, sino por lo contrario, por exceso de trabajo. Y no quise dejar pasar un asunto que ha movido a casi todos los opinólogos y no de nuestro país, y que es el triste affaire Poniatowska-PAN.

Yo sé que no pocos de ustedes, mis cero lectores, tienen una abierta o secreta admiración por Elenita Poniatowska, pero yo no. De hecho, lo más curioso del este asunto es que, en mi opinión, nos permite ver, sin pudor alguno, el cobre de no pocos de esos a los que muchos admiran y llaman intelectuales. En realidad es un espectáculo digno de una fiesta de quinceañera pueblerina. Ni más ni menos. Por eso, mis cero lectores, voy a ser muy cuidadoso con mi exposición, para que luego no haya algunos de ustedes que se rasguen las vestiduras o deseen blanquear algún sepulcro, digo por eso de las fechas que vivimos. Los comentarios en rojo son de mi autoría. Favor de no encabronarse.

En estos días, sepa la bola a partir de qué nexos o de qué intereses ridículos, se le ocurrió a la Elenita Poniatowska que sería buena idea salir en defensa de AMLO en las pantallas de televisión de todo el país, algo que no parece tener nada de malo. Como respuesta inmediata, el PAN usó sus palabras en televisión para mostrar lo que, imagino, ellos piensan es un craso error de información de la Poni. Y naturalmente, todos los izquierdosos (aunque siempre he sido de izquierda, no me gustan, por ejemplo, estas típicas tendencias absolutistas y fatoches) se sintieron ofendidos, al grado que La Jornada puso en su primera plana del lunes, a ocho columnas (bueno, en realidad a dos): “Desató AN campaña de odio contra Poniatowska”. ¿Campaña de odio? Es obvio que los Jornaleros no tienen pinuta idea (es decir, una idea que no es ni muy grande ni muy pequeña, sino todo lo contrario) de qué es una guerra de odio. ¿Alguno de ellos vivió en la Alemania nazi, o en el gueto de Varsovia, o en algún sitio similar? I don't think so. Esta es la típica actitud de la izquierda mexicana, que tanto le ha redituado a AMLO: el martirologio. Increíble que nadie lo vea. Ni Monchifláis, pero bueno, el también es de esa pandilla, así que no hay que esperar mucho.

Hay quienes, como Fernando del Paso, incluso han defendido el sacrosanto derecho de la Poni a expresarse, “porque es una ciudadana mexicana que apoya al candidato en el que ella cree. No está cometiendo un delito [nomás eso faltaba], está ejerciendo su derecho como ciudadana de apoyar al candidato en el que ella cree, independientemente de lo que éste sea [con eso de independientemente de lo que éste sea ¿Del Paso se referirá a tapadera de corruptos? Puede ser]”. “Independientemente de lo que éste sea”, la frase que hay que recordar para la tumba de Del Paso, independientemente de lo que éste sea. ¿Qué hay de malo en este razonamiento? Primero, que la Poni no hizo su defensa de López Obrador en sus columnas periodicísticas, o en Televisa, sino que lo hizo en el terreno mismo de los hechos, es decir en el muladar que son las campañas presidenciales. Es decir, este “personaje tan querido y admirado” se puso entre las patas de los caballos para que éstos la hicieran pomada. O sea, en otras palabras, hay que ser pendejo para meterse entre el lodo y pensar que su plumaje va a salir impoluto. Esa pendejada sólo podía ocurrírsele a un poeta decimonónico, pero hay que ser más pendejo para pensar que un siglo o más después se podrá comprobar la veracidad de tan grande pendejada.

Es verdad, Elenita puede opinar y defender al candidato que quiera, pero si se sale de su ámbito, es decir del periodismo, seguramente alguna paloma va a volar cerca de ella y va a descargarle su producción de caca ácida. Aquí, para mi sorpresa, los intelectuales señalan que lo que el PAN hizo es una atrocidad. A nadie se le ha ocurrido lo contrario. ¿Por qué si Elenita es, como dice la Jesusa Rodríguez (otra pendeja redomada), “una de las mentes más preclaras de México” [jaja, me hacéis reír don Gonzalo), no previó que esto podía sucederle? ¿O es que la Elenita desconoce que el que se ríe se lleva? O en otras palabras, ¿no sabía esta preclara mente que, según Juan Bañuelos, “es una autoridad no solamente en las letras [¡¡¡¡¡¡¡No mamar!!!!!!!!], sino moralmente” [¡!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!], que el que se acuesta con niños amanece cagado?

Pero bueno, es que de verdad nadie parece observar que la que dio pie a que el PAN se extralimitara (si es que se extralimitó, que habría que ver si es cierto) fue, precisamente, Elenita. ¿Quién le pidió que apoyara a AMLO en cadena nacional? ¿O es que quiere salir de jueza en Aullando por un sueño? Por lo demás, aunque nadie había usado el caso de los Bejarano, los Ponce y demás, con tanto éxito como el PAN, también es cierto que ya se habían tardado en recordarle al electorado de la gente tan fina y distinguida que rodea a AMLO. Y que me perdone Elenita, pero no sólo se puede, sino se debe juzgar un gobierno por dos personas (aunque aquí Elenita se le olvida que no fueron nada más dos), ¿o es que entonces no se debe juzgar los regímenes priístas por unas cuántas manzanas podridas y deberíamos ofrecerles una disculpa pública? Y además, si esas dos (o tres o cuatro o cinco, o las que sean) personas corruptas hubiesen sido unos pobres pelafustanes sin oficio ni beneficio, pero resulta que fueron pura gente cercana al círculo de poder. Es la fecha que AMLO no se desliga (perdón por el chiste involuntario, jeje) de los señores de las ligas, y cada vez que alguien lo interroga se dedica a conjugar el verbo que mejor conjugan nuestros políticos: Yo me hago pendejo, tú te haces pendejo, él se hace pendejo, todos nos hacemos bien pendejos. ¿Hasta cuándo la izquierda va a manejar ese doble discurso: la corrupción es mala y hay que condenarla si viene de los otros, pero si nos cachan, pues nos hacemos de la vista gorda? ¿Hasta cuándo, Elenita, vas a seguir solapando a quien solapó a su círculo cercano? ¿Tú te juntarías con ellos? Porque yo no.

Y fíjense, mis cero lectores, vuelvo a citar a Fernando del Paso, y les ruego encarecidamente que si alguien haya una argumentación en esto, por favor me lo indique. “Quizá pueda perder electores si les llamó chachalacas, pero el presidente Fox es una chachalaca”. Les juro que no veo la argumentación. Pero si ésta es esta simple expresión, entonces el PAN tiene las de ganar: Elenita es una pendeja porque es una pendeja, AMLO es un corrupto porque es un corrupto. No se trata de insultos, sino de definiciones. “Perdón, señor juez, no estamos adjetivando (insultando), estamos sustantivando (definiendo), que es gerundio”.

Lo más curioso del caso es que a estos intelectuales les parece atroz que el PAN use a Elenita para atacar a AMLO, pero que ella se haya metido en todas las casas del país sin permiso, a través de un anuncio, ah, eso es muy respetable, porque “es una ciudadana mexicana que apoya al candidato en el que ella cree [...] independientemente de lo que éste sea”. ¿Cuántos ciudadanos pueden hacerlo? Que yo sepa, sólo el doctor Simi, lo que nos da una idea del “nivel de dignidad de las campañas” al que se refiere Monchifláis. En efecto, Elenita se puso al nivel del doctor Simi, ni más ni menos. Y quiero que un valiente salga a decir lo contrario nomás para darme el gusto de hacerlo pomada, por pendejo.

¿A qué viene todo esto, se preguntarán mis cero lectores?

Que el PAN haya usado la imagen de la Poni para mostrar que no es una persona muy bien informada que digamos, no es tampoco un delito (más bien es una pendejada pretender defender algo que a todas luces no fue obra del buen gobierno, ¿o se le olvida muy convenientemente a Elenita y a sus cotlapaches que Ahumada estuvo involucrado en sepa la bola cuántas obras del gobierno del DF, y que ninguna de esas obras fruto del buen gobierno fueron licitadas sino entregadas discreción?). Lo que me interesa señalar es otra cosa. Se equivocan todos estos intelectuales entrevistados por La Jornada a la hora de defender a la Poni. Y si algo deja en claro la forma en que el PAN la exhibe, es que la Poni no es “un personaje tan querido y admirado” (Del Paso), no es “una de las figuras literarias y periodísticas más inteligentes [ptttttttt], nobles y honestas de nuestro país” (Montemamón), no es “una de las fuerzas morales [ay, no maaaaaaa....!!!!!!!!], de las voces de opinión más importantes y de mayor credibilidad en México [...] ella es la más grande escritora que tiene el país en estos momentos [¡burrrrrp! Perdón, creo que voy a vomitar hasta por las orejas, yo creo que mejor me suicido] [...] una de las mentes más preclaras de México [pa su meche, por eso vivimos en el oscurantismo]” (la Jesusa), tampoco es “una autoridad solamente en las letras, sino moralmente” [¿se fijan con qué facilidad la izquierda saca eso de la autoridad moral como si fueran impolutos?] (Bañuelos), ni mucho menos “es una gran escritora [déjenme ver si todavía tengo el cerebro en su sitio]”, y por supuesto, es falso que “no está ni podría estar a discusión la credibilidad de Elena Poniatowska” (Monchifláis).

Si observan, mis cero lectores, la Poni es casi una diosa, una persona absolutamente intachable, perfecta, justa, serena, que merece nuestra admiración ciega, sin cuestionamientos de ninguna especie. ¿De veras es eso lo que está diciendo Monchifláis? Sí, es eso. Que nos deshagamos del cerebro, y veneremos como imbéciles a esta casi diosa, mártir u lo que sea. Esto es lo que pone a debate, aunque nadie lo haya mencionado, y tal vez ni lo mencionen, esta supuesta y automartírica campaña anti-izquierdista desatada por el PAN. No el derecho a expresarse cuando sea y como se le pegue la gana a quien sea, sino el hecho de que no hay un solo México, ni hay prestigios universales apriorísticos, que es lo que defienden con ridículas arjumentaciones nuestros intelectuales, que la neta, dan pena ajena, pues al ver la aguja en el ojo ajeno, no ven la viga en el propio. En el fondo lo que debería verse, al menos eso es algo de lo que he hablado en otros posts, es que hemos llegado a un punto en que la realidad muestra que no existen prestigios absolutos, impolutos, intocables, y que ya es tiempo de dejar de venerar a las vacas sagradas y verlas como lo que son: pinches vacas lecheras llenas de moscas que sólo buscan su mierda para hundirse en ella. Si, la Poni no es una deidad ni es perfecta ni merece nuestra ciega admiración. Hace bien el PAN en poner en duda esos prestigios. ¿Cómo puede Monchifláis defender el laicismo cuando pretende imponerle a muchos un absoluto que no es un ideal tipo weberiano? ¿No es esta clase de absolutismos contra los que se supone él lucha? ¿O es que ya de plano, como era de esperar, no le da pena mostrar el cobre? No, ya basta de esta ciega admiración ideológica.

Pregunto, ¿alguien sigue admirando a esta gentuza? Yo no. Espero que ustedes tampoco, mis cero lectores.

2 comentarios:

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

Oye, pues si te gusta Paul Oakenfold has de estar más chavo de lo que pensé en un primer momento...
Y bueno, tristemente tienes razón al querellarte. Recuerdo cuánto me conmocionó a mis 17 años la lectura de "La noche de Tlatelolco" y "Fuerte es el silencio". Sin embargo, ¿no pecamos de ingenuidad al considerar a Elena Poniatowska como una "luchadora social"? Cuando tengas tiempo, revisa las siguientes notas:
http://www.etcetera.com.mx/pagarchivo1ne66.asp
http://www.almargen.com.mx/notas.php?IDNOTA=791&IDSECCION=Homicidios%20de%20Mujeres&IDREPORTERO=José%20Pérez-Espino
Resumo el contenido de ambas: por la primera nos enteramos de que el periódico La Jornada despidió a Luis González de Alba para quedar bien con doña Elena, indignada por las críticas de González de Alba a su famosa "noche de Tlatelolco". La segunda nota refiere cómo el asunto de las muertas de Juárez no movió a Poniatowska sino al desinterés... hasta que se volvió económicamente redituable ocuparse de él.
Así pues, yo tampoco encuentro tan admirables a los intelectuales mexicanos de izquierda. Pero los de derecha son todavía menos respetables. En México, para empezar, la trayectoria de la derecha ha sido más bien anti-intelectual; y, cuando a últimas fechas, amparándose en Octavio Paz, alguno de estos "liberales" a la moda se mete a dar su opinión... Recuerdo una fotografía aparecida en la revista Proceso que mostraba el saludo entre Enrique Krauze y Vicente Fox, quien se estrenaba como presidente. La foto algo tenía de interesante: Krauze sonreía de oreja a oreja, embelesado al tener frente a sí al reyezuelo; éste, por el contrario, alargaba una mano fría a Krauze (quizá para que la besara), en tanto desviaba la mirada estúpida a algún punto indefinible del espacio. No ha mucho tiempo volvimos a ver al mismo Krauze (quien escribió en los 80s buenos artículos para la revista Vuelta) envuelto en esa farsa vergonzante de "Celebremos México", que algún periodista ingenioso rebautizó como "Celebremos Televisa"; absurdo: ¡un tipo que se proclama "liberal" festejando al monopolio de las telecomunicaciones!
Parece acertado suponer que convertirse en celebridades mediáticas perjudica la mente de artistas, economistas e historiadores que, de no haberlos pervertido la tentación del dinero y el reconocimiento público, pudieron haber legado una obra valiosa.
Se despide el mismo Gerardo de semanas atrás. Como puedes ver, ya tengo blog (en él dejé mi correo electrónico), para que no se vea tan feo eso de "Anonymous says..." Saludos.

Huelva dijo...

xD