Mis cero lectores perdonarán que vuelva a insistir con eso de la mamonería y seriedad de la literatura, pero no me queda de otra. Alguien me pidió que pusiera ejemplos de esa mamonería, y aquí están. Hace tiempo uno de mis más dilectos amigos, para más señas de nombre bíblico y que vive en Pachuca, me recomendó algunos blogs, que por distintas razones no había podido visitar. Según él, me iban a gustar. Pero cada vez que intentaba entrar el explorador me enviaba un mensaje pendejo informándome que había experimentado una falla y debía cerrarse. Cosas del destino, yo no soy enemigo jurado de Bill Gates, así que simplemente cejaba en mi intento para después intentarlo. Finalmente, después de hallarme muchas veces con el mismo mensaje de Gates, pude asomarme a los blogs que me recomendaron. Y qué decepción.
Para empezar, debo confesar que hay una plaga entre nosotros: la de sentirse hastiado de todo (eso que los franceses del siglo XIX ¡qué actual! llamaban ennui) y pretendidamente no seguir ninguna convención literaria o social. Pero imagínense que esta plaga sigue ideas provenientes de hace más de cien años, y sólo porque los románticos mexicanos del siglo XIX no estaban hastiados de nada. Hoy está de moda, y creo que desde hace ya más de una década, sentirse un escritor maldito, una mala influencia para los demás, quezque perder amistades, consumir drogas o alcohol sólo por el gusto de asumirse como una suerte de RBD literario. El resultado, lo sabemos de sobra: no escritores malditos, sino escritores malitos, y todos cobijados bajo la coartada de la hipocresía de la sociedad, de la falsa humildad, de la independencia (pero todos han recibido becas y se siguen peleando por ellas), de la falta de miras de los demás (la culpa es siempre de los demás). Pero así como es posible detectar el tufillo rancio de su influencia moral proveniente de las catacumbas del siglo XIX, así lo es con todos los demás rasgos de su personalidad: William Burroughs de petatiux, o beatniks trasnochados que creen están descubriendo el agua tibia sólo porque consumen coca o tachas o cristal o una madre así. O sea, ¡espántame panteón!
¿No me creen? Vean lo que encontré en el siguiente blog que me recomendaron: http://hyepez.blogspot.com/ (comentarios en rojo por un servidor):
No escribo para mis contemporáneos [Soy el único chingón del planeta (o sea, un gramo de pele. Creo en la posteridad y la fama, aunque en público me cague en ella)]. Soy un hombre optimista [o sea, en el fondo soy marxista de corazón]. Quiero creer que alguna vez seremos más que una raza de impedidos [Ajá, no escribo para mis contemporáneos porque, ¿qué? Ustedes perdonarán, pero es que ya ven que lo mismo digo una cosa que otra].
*
Este año apliqué navaja de Ockam [sigo siendo el mismo mugroso de siempre, no me he rasurado]. Quité de mi tiempo todas las cosas de tercera fila. Ver futbol, usar al messenger, leer blogs, postear demasiado frecuentemente, ver televisión norteamericana, ir a los mismos bares. Me dediqué a vivir, trabajar, viajar, conocer nuevos lugares de la ciudad y (re)leer buenos libros [¡qué pinche importante soy! ¡No mamen! No puedo perder el tiempo en pendejadas de otros (a quién le importa lo que haga o deje de hacer este ojete, no importa, de todas maneras nos zorraja las pendejadas que hace o dice hace, y las que ha dejado de hacer o dice haber dejado de hacer)]. Hoy decidí darle mantenimiento percusivo a mi lista de links [es que como vivo en un pinche chiquero, luego las cucarachas no dejan trabajar o hurgarse la nariz a gusto (otra vez, a quién chingados le importa, igual que si tuviera un grano en el fundillo)]. Quité todos los blogs que sus autores ya no usan. Por otra parte, tengo que decirlo, aunque seguramente alguno se moleste. El blog is almost dead [Why you don’t just drop dead?]. Me mandan links cada rato [nomás pa' que vean lo pinche importante que soy]. Lo checo, uta madre, está tan aburrido este asunto que hasta blogs de poemas han abierto [la neta, no están a mi altura, por eso los desprecio a todos]. Y los que siguen, lo mismo, lo mismo. Viviendo de otros —los blogs rémoras, anti-gruppies que viven criticando a otros blogueros (qué vida tan patética)— o los blogs confesionales (qué hueva), o los blogs… bueno, en fin, los blogs. Es mi opinión y nada más —anoto esto porque luego hay quien de la mínima opinión de un servidor, me envían largo post o email o copy paste de ensayo donde me dicen porqué estoy tan equivocado jaja, ¡ni yo me doy tanta importancia, chavales, no seas histéricas!—, va, pues: si alguien lleva dos años escribiendo posts en su blog o reseñas en revistas, una de dos, o que ya acepte que esa será su gran contribución a la vida, es decir, ninguna [¡pero yo soy un chingón, no olviden que no escribo para mis contemporáneos, y el ego apenas me cabe en la joroba! (hablando de vidas patéticas, hoy tenemos a un ganador)], o que tenga un poco de decencia y ya acepte que para escritor no pudo y que haga lo que hasta hace un lustro hacían ese tipo de fracasados y resentidos [que es lo mismo que hago ahora yo, sólo que yo sí tengo coartada, o al menos me la fabrico, ustedes búsquense otra, fucking losers (O sea, hit the road, fucking losers!)]. Se volvían lectores y se quedaban callados. Chaidez me preguntó hace poco, en un concierto, qué pensaba de los blogueros. Le respondí, pero ahora lo sintetizo: los blogueros, en su 97%, son mediocres [menos yo, porque yo desprecio a todo mundo menos a mí mismo, yo sí son un chingón y medio (La coartada perfecta, desprecio a todos y los culpables son los demás, Somebody help me!)]. Si no existiera el blog no supiéramos nada de ellos [¡¿A poco!? No mamen, llamen a los de La Jornada o de perdis a Ciro Gómez Leyva. Un rebelde de a de veras (¿no saben que está de moda ser RBD?)]. Para mí esa es la prueba de fuego [¡yo predico con el ejemplo, hijos de su tiznada madre, porque ni nombre tengo! (¡No mamen! No cualquiera pasa esta prueba de fuego)]. Si eres un bloguero y la única razón por la que otros saben de ti, es por tu blog, eres un perdedor [yo no soy un perdedor porque yo desprecio a mis contemporáneos, yo soy un chingón de no mamar, y mi caso es distinto. Quien no esté conmigo está contra mí. (Quien desee un poco de posterirdad, sólo fórmese por detroit para que le toque lo suyo)]. Ponte a hacer libros, cabrón, o canciones o guiones [o de perdida una chaira]. Exclusivamente bloguear es una putería.
¿Cómo les quedó el ojo? El resto del blog es similar, es decir, una cortina de humo, una coartada para ocultar que no se tiene absolutamente nada que decir. Y eso que me recomendaron ampliamente este blog, y resultó una pendejada hipersolemne. Pero eso sí, a cada rato lo traiciona el inconsciente, creyendo que Tijuana es casi casi el paraíso, y que su nombre es el ideal para que triunfe una tortería. ¡No mamen, qué visión empresarial! Si necesito de un asesor en negocios, sin duda será este cabrón en quien piense. Con esas ideas, ¡no sé cómo es que Tijuana no ha desbancado a Nueva York o a París!
Regresando al tema de la mamonería de la literatura, éste es un clarísimo ejemplo de cómo esa calaña de escritorzuelos (algunos con más suerte que otros) a la que me referí al principio han hecho estación entre nosotros, y sólo porque la mediocridad de nuestro medio es tan grande. En lo que dice este tipo no hay el menor asomo de honestidad literaria ni intelectual, sólo un sórdido arrastrarse para ver qué encuentra (Schopenhauer o Benjamin en el post que comento) y desde un cómodo parapeto apropiárselo. Eso, cuando hay algo que decir. Cuando no, pues nomás se van hilando pendejada tras pendejada hasta que la madrugada nos alcance, como parece sucederle a la mayoría de los blogueros.
Bueno. Iba a hablar también de la otra plaga que nos asola, la de los escritores comprometidos, y lo hago porque el otro blog que me recomendó mi dilecto amigo, alumno y colega ya mencionado antes, según esto era la neta del planeta. Y no lo es. De hecho pertenece a esta otra categoría que a mí verdaderamente me da asco, me caga y aborrezco: el escritor comprometido. No se trata sino de otro caso más de hipocresía burguesa y sentimientos de culpa. Casi me vomito al asomarme por segunda ocasión a este blog. La primera vez no recuerdo qué mamada del zapatismo traía, y en esta ocasión trae un post sobre Lydia Cacho, la periodista a la que el Poder Judicial quiere chingar sólo porque osó denunciar públicamente las chingaderas de nuestros políticos y empresaurios. No estoy en contra de la solidaridad manifestada por el autor del blog http://www.atari2600.blogspot.com/. Lo que me caga es el tufillo rancio de izquierda que todo el blog despide hediondamente. Escribí jediondamente, y el word me lo cambió. Como sea, este blog tiene puras pendejadas quezque solidarias sobre asuntos políticamente correctos, como la muerte de no sé qué pendeja del EZLN. ¿A quién chingados le importa la muerte de semejante pendeja? ¿Como qué hizo que valiera la pena ser recordado y rememorado de aquí a la eternidad? Yo les digo: ¡Absolutamente nada!
No voy a decir más, salvo esto: la solidaridad humana está bien, pero todo lo que huela a izquierda, a compromiso social, me caga. No lo soporto. Y más cuando sirve de coartada para el ego hipócrita, como es este caso. Todo esto es mamonería literaria. Yo prefiero asomarme a http://elhuevo.blogspot.com/ o mejor todavía, a http://pincheschinos.blogspot.com/, la enciclopedia en línea de la piratería china.
En fin, si alguien aún no cacha a qué me refiero con la mamonería de la literatura, sólo necesita asomarse a los dos blogs antes mencionados para averiguarlo. Si descubre que le agradan, pues a atascarse ora que hay lodo. Yo paso sin ver. Ya me quitaron las ganas de hablar de Mozart. Lo hago en otra ocasión.
Para empezar, debo confesar que hay una plaga entre nosotros: la de sentirse hastiado de todo (eso que los franceses del siglo XIX ¡qué actual! llamaban ennui) y pretendidamente no seguir ninguna convención literaria o social. Pero imagínense que esta plaga sigue ideas provenientes de hace más de cien años, y sólo porque los románticos mexicanos del siglo XIX no estaban hastiados de nada. Hoy está de moda, y creo que desde hace ya más de una década, sentirse un escritor maldito, una mala influencia para los demás, quezque perder amistades, consumir drogas o alcohol sólo por el gusto de asumirse como una suerte de RBD literario. El resultado, lo sabemos de sobra: no escritores malditos, sino escritores malitos, y todos cobijados bajo la coartada de la hipocresía de la sociedad, de la falsa humildad, de la independencia (pero todos han recibido becas y se siguen peleando por ellas), de la falta de miras de los demás (la culpa es siempre de los demás). Pero así como es posible detectar el tufillo rancio de su influencia moral proveniente de las catacumbas del siglo XIX, así lo es con todos los demás rasgos de su personalidad: William Burroughs de petatiux, o beatniks trasnochados que creen están descubriendo el agua tibia sólo porque consumen coca o tachas o cristal o una madre así. O sea, ¡espántame panteón!
¿No me creen? Vean lo que encontré en el siguiente blog que me recomendaron: http://hyepez.blogspot.com/ (comentarios en rojo por un servidor):
No escribo para mis contemporáneos [Soy el único chingón del planeta (o sea, un gramo de pele. Creo en la posteridad y la fama, aunque en público me cague en ella)]. Soy un hombre optimista [o sea, en el fondo soy marxista de corazón]. Quiero creer que alguna vez seremos más que una raza de impedidos [Ajá, no escribo para mis contemporáneos porque, ¿qué? Ustedes perdonarán, pero es que ya ven que lo mismo digo una cosa que otra].
*
Este año apliqué navaja de Ockam [sigo siendo el mismo mugroso de siempre, no me he rasurado]. Quité de mi tiempo todas las cosas de tercera fila. Ver futbol, usar al messenger, leer blogs, postear demasiado frecuentemente, ver televisión norteamericana, ir a los mismos bares. Me dediqué a vivir, trabajar, viajar, conocer nuevos lugares de la ciudad y (re)leer buenos libros [¡qué pinche importante soy! ¡No mamen! No puedo perder el tiempo en pendejadas de otros (a quién le importa lo que haga o deje de hacer este ojete, no importa, de todas maneras nos zorraja las pendejadas que hace o dice hace, y las que ha dejado de hacer o dice haber dejado de hacer)]. Hoy decidí darle mantenimiento percusivo a mi lista de links [es que como vivo en un pinche chiquero, luego las cucarachas no dejan trabajar o hurgarse la nariz a gusto (otra vez, a quién chingados le importa, igual que si tuviera un grano en el fundillo)]. Quité todos los blogs que sus autores ya no usan. Por otra parte, tengo que decirlo, aunque seguramente alguno se moleste. El blog is almost dead [Why you don’t just drop dead?]. Me mandan links cada rato [nomás pa' que vean lo pinche importante que soy]. Lo checo, uta madre, está tan aburrido este asunto que hasta blogs de poemas han abierto [la neta, no están a mi altura, por eso los desprecio a todos]. Y los que siguen, lo mismo, lo mismo. Viviendo de otros —los blogs rémoras, anti-gruppies que viven criticando a otros blogueros (qué vida tan patética)— o los blogs confesionales (qué hueva), o los blogs… bueno, en fin, los blogs. Es mi opinión y nada más —anoto esto porque luego hay quien de la mínima opinión de un servidor, me envían largo post o email o copy paste de ensayo donde me dicen porqué estoy tan equivocado jaja, ¡ni yo me doy tanta importancia, chavales, no seas histéricas!—, va, pues: si alguien lleva dos años escribiendo posts en su blog o reseñas en revistas, una de dos, o que ya acepte que esa será su gran contribución a la vida, es decir, ninguna [¡pero yo soy un chingón, no olviden que no escribo para mis contemporáneos, y el ego apenas me cabe en la joroba! (hablando de vidas patéticas, hoy tenemos a un ganador)], o que tenga un poco de decencia y ya acepte que para escritor no pudo y que haga lo que hasta hace un lustro hacían ese tipo de fracasados y resentidos [que es lo mismo que hago ahora yo, sólo que yo sí tengo coartada, o al menos me la fabrico, ustedes búsquense otra, fucking losers (O sea, hit the road, fucking losers!)]. Se volvían lectores y se quedaban callados. Chaidez me preguntó hace poco, en un concierto, qué pensaba de los blogueros. Le respondí, pero ahora lo sintetizo: los blogueros, en su 97%, son mediocres [menos yo, porque yo desprecio a todo mundo menos a mí mismo, yo sí son un chingón y medio (La coartada perfecta, desprecio a todos y los culpables son los demás, Somebody help me!)]. Si no existiera el blog no supiéramos nada de ellos [¡¿A poco!? No mamen, llamen a los de La Jornada o de perdis a Ciro Gómez Leyva. Un rebelde de a de veras (¿no saben que está de moda ser RBD?)]. Para mí esa es la prueba de fuego [¡yo predico con el ejemplo, hijos de su tiznada madre, porque ni nombre tengo! (¡No mamen! No cualquiera pasa esta prueba de fuego)]. Si eres un bloguero y la única razón por la que otros saben de ti, es por tu blog, eres un perdedor [yo no soy un perdedor porque yo desprecio a mis contemporáneos, yo soy un chingón de no mamar, y mi caso es distinto. Quien no esté conmigo está contra mí. (Quien desee un poco de posterirdad, sólo fórmese por detroit para que le toque lo suyo)]. Ponte a hacer libros, cabrón, o canciones o guiones [o de perdida una chaira]. Exclusivamente bloguear es una putería.
¿Cómo les quedó el ojo? El resto del blog es similar, es decir, una cortina de humo, una coartada para ocultar que no se tiene absolutamente nada que decir. Y eso que me recomendaron ampliamente este blog, y resultó una pendejada hipersolemne. Pero eso sí, a cada rato lo traiciona el inconsciente, creyendo que Tijuana es casi casi el paraíso, y que su nombre es el ideal para que triunfe una tortería. ¡No mamen, qué visión empresarial! Si necesito de un asesor en negocios, sin duda será este cabrón en quien piense. Con esas ideas, ¡no sé cómo es que Tijuana no ha desbancado a Nueva York o a París!
Regresando al tema de la mamonería de la literatura, éste es un clarísimo ejemplo de cómo esa calaña de escritorzuelos (algunos con más suerte que otros) a la que me referí al principio han hecho estación entre nosotros, y sólo porque la mediocridad de nuestro medio es tan grande. En lo que dice este tipo no hay el menor asomo de honestidad literaria ni intelectual, sólo un sórdido arrastrarse para ver qué encuentra (Schopenhauer o Benjamin en el post que comento) y desde un cómodo parapeto apropiárselo. Eso, cuando hay algo que decir. Cuando no, pues nomás se van hilando pendejada tras pendejada hasta que la madrugada nos alcance, como parece sucederle a la mayoría de los blogueros.
Bueno. Iba a hablar también de la otra plaga que nos asola, la de los escritores comprometidos, y lo hago porque el otro blog que me recomendó mi dilecto amigo, alumno y colega ya mencionado antes, según esto era la neta del planeta. Y no lo es. De hecho pertenece a esta otra categoría que a mí verdaderamente me da asco, me caga y aborrezco: el escritor comprometido. No se trata sino de otro caso más de hipocresía burguesa y sentimientos de culpa. Casi me vomito al asomarme por segunda ocasión a este blog. La primera vez no recuerdo qué mamada del zapatismo traía, y en esta ocasión trae un post sobre Lydia Cacho, la periodista a la que el Poder Judicial quiere chingar sólo porque osó denunciar públicamente las chingaderas de nuestros políticos y empresaurios. No estoy en contra de la solidaridad manifestada por el autor del blog http://www.atari2600.blogspot.com/. Lo que me caga es el tufillo rancio de izquierda que todo el blog despide hediondamente. Escribí jediondamente, y el word me lo cambió. Como sea, este blog tiene puras pendejadas quezque solidarias sobre asuntos políticamente correctos, como la muerte de no sé qué pendeja del EZLN. ¿A quién chingados le importa la muerte de semejante pendeja? ¿Como qué hizo que valiera la pena ser recordado y rememorado de aquí a la eternidad? Yo les digo: ¡Absolutamente nada!
No voy a decir más, salvo esto: la solidaridad humana está bien, pero todo lo que huela a izquierda, a compromiso social, me caga. No lo soporto. Y más cuando sirve de coartada para el ego hipócrita, como es este caso. Todo esto es mamonería literaria. Yo prefiero asomarme a http://elhuevo.blogspot.com/ o mejor todavía, a http://pincheschinos.blogspot.com/, la enciclopedia en línea de la piratería china.
En fin, si alguien aún no cacha a qué me refiero con la mamonería de la literatura, sólo necesita asomarse a los dos blogs antes mencionados para averiguarlo. Si descubre que le agradan, pues a atascarse ora que hay lodo. Yo paso sin ver. Ya me quitaron las ganas de hablar de Mozart. Lo hago en otra ocasión.
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